¿Cómo presentar a la Polaka? Esta pregunta me acompaña desde ayer, desde que leí “Mesa para cuatro”, un texto de su autoría. Decidí hacer algo breve e introductorio, porque prefiero que la descubran ustedes mismos a través de sus escritos.
Para empezar, la polaka es una gran amiga. Una excelente economista y docente, “cumbiera intelectual”, amante del candombe, de la birrita del viernes –el moño de la semana laboral-, ferviente militante del ‘exageracionismo existencial’, dueña de apodos como Batipolaka (de noche y en situación de fiesta) y Polak Atack, entiendase como momento de fobia irreversible ante situaciones que pueden ser mínimas. Pesimista, pero no tanto. Crítica y autocrítica, de risa fácil. Es un combo explosivo y una persona que empecé a querer hasta el cielo desde que la conocí, seis o siete años atrás, en la clase de percusión de Oliva.
Entonces, en 'El rincón de la Polaka' encontrarán sus crónicas, ensayos, poesía, cuentos, etc. Por ahora no tiene un día fijo ni periodicidad establecida para publicar… Para no condicionarla, no queremos un polak atack. Bievenida grosa.
Mesa para cuatro
La tercera y la cuarta parecían las más ancianas, pero estaban de espalda, no podía verlas bien, ya que mi posición era en perfecta perpendicularidad hacia ellas, es decir, en la mesa subsiguiente, de frente a la primera y la segunda. Quienes cada tanto me miraban como sospechando. Sobre todo la primera.
Eran cuatro viejas. Cuatro viejas gorilas.
Gorilas, y encima, viejas.
La primera
Tenía los ojos claros, un matizado rubioide, casi sin color y peinado ondulante, anteojos con marco finito y plateado, labios largos y sonrisa amarga, un rojo furioso sobresaliendo del contorno. Típico de vieja. De vieja gorila.
Aros dorados en forma de argolla. Pañuelo al cuello en la gama del marrón y trajecito al tono. Coqueta.
La segunda
Pelo corto, rojo caoba, flequillo en forma de flor, tal vez un poco más joven que la primera (sólo un poco, si es que), cejas delineadas en clara ausencia de cejas, labial suave en un rosado viejo, aritos plateados con un colgante en forma de estrella.
Saquito de hilo color lágrima y chaleco estilo campestre.
La más charlatana.
La tercera
Desde atrás se podía contemplar su potencial pelada, las bases de un proyecto hacia la calvicie. El teñido: castaño claro con énfasis en el marrón, corte riguroso, anteojos con marco grueso, aunque no tanto, aritos dorados en forma de argolla (evidentemente a la moda).
Camisa blanca y saquito de lana abotonado, probablemente tejido a mano.
Arrugas muchas.
La cuarta
Viejita. Hombros hacia arriba, columna encorvada, peinado permanentado con arraigo en un rizado natural, seguramente reciclado con ruleros, en función de la amorfidad reinante tan típica de ruleros.
Los aros, no los podía ver bien, pero eran finitos y largos. Anteojos de sol cancheros, recancheros, saquito de lana gris, tejido a mano también, me juego.
La conversación
-Y ahora quieren todo, aire acondicionado, calefacción… lo único que tienen que tener son baños limpios y listo – sentenció la primera.
-Y buenos profesores – agregó la segunda.
-Y buenos profesores, tenés razón- reflexionó la primera.
Alborotadas, la tercera y la cuarta se afiliaban de inmediato.
-Y encima, en todos lados tiene que estar la foto de “ella”, en todos lados, ¿a vos te parece? – acometía la primera.
Indignadas gritaban, se interrumpían, se excitaban y se volvían a indignar…
En eso andaban cuando el mozo se apareció con la grande de muzza y cuatro botellas de agua mineral sin gas. Afuera un cielo azul furioso parecía dispuesto a presentar batalla.
-Salud, chicas– dijo la primera.
La tercera y la cuarta parecían las más ancianas, pero estaban de espalda, no podía verlas bien, ya que mi posición era en perfecta perpendicularidad hacia ellas, es decir, en la mesa subsiguiente, de frente a la primera y la segunda. Quienes cada tanto me miraban como sospechando. Sobre todo la primera.
Eran cuatro viejas. Cuatro viejas gorilas.
Gorilas, y encima, viejas.
La primera
Tenía los ojos claros, un matizado rubioide, casi sin color y peinado ondulante, anteojos con marco finito y plateado, labios largos y sonrisa amarga, un rojo furioso sobresaliendo del contorno. Típico de vieja. De vieja gorila.
Aros dorados en forma de argolla. Pañuelo al cuello en la gama del marrón y trajecito al tono. Coqueta.
La segunda
Pelo corto, rojo caoba, flequillo en forma de flor, tal vez un poco más joven que la primera (sólo un poco, si es que), cejas delineadas en clara ausencia de cejas, labial suave en un rosado viejo, aritos plateados con un colgante en forma de estrella.
Saquito de hilo color lágrima y chaleco estilo campestre.
La más charlatana.
La tercera
Desde atrás se podía contemplar su potencial pelada, las bases de un proyecto hacia la calvicie. El teñido: castaño claro con énfasis en el marrón, corte riguroso, anteojos con marco grueso, aunque no tanto, aritos dorados en forma de argolla (evidentemente a la moda).
Camisa blanca y saquito de lana abotonado, probablemente tejido a mano.
Arrugas muchas.
La cuarta
Viejita. Hombros hacia arriba, columna encorvada, peinado permanentado con arraigo en un rizado natural, seguramente reciclado con ruleros, en función de la amorfidad reinante tan típica de ruleros.
Los aros, no los podía ver bien, pero eran finitos y largos. Anteojos de sol cancheros, recancheros, saquito de lana gris, tejido a mano también, me juego.
La conversación
-Y ahora quieren todo, aire acondicionado, calefacción… lo único que tienen que tener son baños limpios y listo – sentenció la primera.
-Y buenos profesores – agregó la segunda.
-Y buenos profesores, tenés razón- reflexionó la primera.
Alborotadas, la tercera y la cuarta se afiliaban de inmediato.
-Y encima, en todos lados tiene que estar la foto de “ella”, en todos lados, ¿a vos te parece? – acometía la primera.
Indignadas gritaban, se interrumpían, se excitaban y se volvían a indignar…
En eso andaban cuando el mozo se apareció con la grande de muzza y cuatro botellas de agua mineral sin gas. Afuera un cielo azul furioso parecía dispuesto a presentar batalla.
-Salud, chicas– dijo la primera.
Fotos: La Bombachita percusión + Las trillizas de Bellevile
8 comentarios
Las quiero tanto! Me hiciste emocionar Gambita. Qué lindo es tenerlas cerca. Gracias por unificar el alma y el deseo
adelante gambito y las sumariantes, sumarielas, las que suman, quienes suman en esta vida. Vos por ejemplo amiga, te kiero!
Buenísimo el Rincón de la Polaka. No sabía que estaba acompañada en mi clamor de que esta chica tiene que escribir. Hagamos una alianza pro-blog de la Polaka!
una gran escritora presenta (y describe) a otra gran escritora... me encantó y banco 100% a los rincones de la comunidad!
grosaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas ambas!!!
beso enorme!
Tu foto de lectora en el blog de Vero es lo más. ¡Divina!
Besote :-)
Gracias mujeres hermooooosas, las quiero. La polaka la va a romper... se sabe.
Marian! esa alianza sabes hace cuanto viene??? y la batipolaka todavia no se hizo el blog!!, pero Gambita logro algo! Empezo por el rincon!!
Vamos la Pola y Gambita! DOS GRANDES MUJERES :) Las quiero!
Marian! esa alianza sabes hace cuanto viene??? y la batipolaka todavia no se hizo el blog!!, pero Gambita logro algo! Empezo por el rincon!!
Vamos la Pola y Gambita! DOS GRANDES MUJERES :) Las quiero!
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