Una mirada flotante....

Pintor y grabador, representante del mundo flotante, como se llamaban a las pinturas del movimiento Ukiyo-e, que dominó el arte japonés de los siglos XVII al XIX. Hoy es el turno del japonés Kitagawa Utamaro.

Nació en el año 1753 en un pueblito muy cercano a Tokio (en ese entonces, Edo) a donde se mudó a los pocos años y donde permaneció hasta su muerte en 1806.

Imagino que antes de ser “Utamaro, el gran pintor y grabador”, era un niño que iba a la escuela, levantaba la mano para ir al baño, volvía a casa y jugaba con lo que tenía a mano, y quien te dice, pintaba algún lindo dibujito. Punto. Cuando llegó a Edo junto a su familia (todavía en edad de primaria, en términos occidentales), comenzó a estudiar con Toriyama Sekien (artista de la escuela Kano) y eso fue clave. En 1788 llegó el reconocimiento y la fama con la producción de dos álbumes de xilografías titulados El libro de los insectos y El poema de la almohada.

Pero como todo cuentito tiene su pivote y máximo momento de tensión, ahí llegamos: Cuando Kitagawa alcanzaba la cima del éxito, con retratos de mujeres de tinte erótico y naturalista, decidió representar a la esposa y las amantes del dictador militar Toyotomi Hideyoshi. Mala idea, esos cuadros fueron considerados como insultos a la dignidad del militar en cuestión: a prisión sin escalas. Ese fue su castigo inmediato y donde tuvo que permanecer durante 50 días. Cuando volvió a las calles intentó retomar su trabajo pero no pudo. La cárcel lo marcó emocionalmente y puso fin a su carrera.

¡Buena semana, Comunidad!. Les aviso que vuelvo después del miércoles (que rindo un final) con data de círculos de energía que va como loco.